Generación Z…¿Universidad Z?

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La semana pasada leía este artículo/post en FORBES, sobre las «características» de la llamada Generación Z y su afectación al modelo educativo. Se trata de un artículo que partiendo de un estudio cuyo contenido desconocemos, pero que no parece partir de un análisis de campo que permita trasladar conclusiones a nuestra educación universitaria, realiza una serie de afirmaciones más o menos generales y destaca un conjunto de lugares comunes respecto de la que se ha venido denominado generación Z, para atribuirle un papel en el modelo universitario, que se aleja mucho de mi experiencia vivida en los últimos años.

Cierto es que no se trata de un artículo o trabajo científico y que, por lo tanto, debe dársele el recorrido que tiene y que, en todo caso, se hace sobre la base de un estudio que no sabemos si se refiere a la situación española, pero pareciera que no. Conviene en todo caso tener en cuenta que el cambio de modelo o paradigma educativo de los últimos años, no proviene de las exigencias de la Generación Z, sino de la adopción del modelo Bolonia a nivel europeo, modelo caracterizado por la sustitución de la enseñanza de tipo teórica, monopolizada por el profesor, y con un alumno más pasivo, por el aprendizaje como proceso de enseñanza orientado por el profesor, con un contenido más práctico y en el que el alumno ocupa una posición central a costa del profesor. Ese es el modelo Bolonia, y en sus bondades o maldades, a las que ya me he referido en varias ocasiones en el blog (aquí o aquí, por ejemplo), no me detendré más, en todo caso, el modelo es el que es, y no proviene de la pretendida demanda «novedosa» del nuevo alumnado que ingresa en las Universidades. Otra cuestión que convendría revisar es la afirmación tan rotunda de que el nuevo alumno que ingresa se desenvuelve mejor en un entorno Bolonia de aprendizaje (es decir un escenario de actividad e iniciativa suya), porque lo que la experiencia práctica me indica es que por sorprendente que pueda parecer el nuevo alumno, de una forma generalizada (con lo poco apropiado que puede ser generalizar) suele adoptar una actitud pasiva de «folio en blanco y boli», esperando unos apuntes que estudiar, como el Santo Grial. Cierto es que sí se les motiva convenientemente el escenario puede cambiar, pero la actitud inicial es la descrita. Tampoco ayuda el hecho de que el profesorado (seguramente yo el primero), no se encuentre, en ocasiones, muy preparado para afrontar el cambio de paradigma educativo, caracterizado por el nuevo modelo de comunicación impulsado por la transformación tecnológica, y por el necesario contenido práctico del aprendizaje guiado. Pero eso es «harina de otro costal».

Ni Bolonia está resultando en la práctica como el escenario teórico prometía, ni es la Generación Z (cómo nos gusta etiquetar y poner nombres) la que impulsa el cambio de modelo educativo, ni tampoco me parece que el nuevo alumnado de forma generalizada se encuentre cómodo cuando se le exige un papel activo en su aprendizaje, pero seguramente son cosas mías…. propias de la «vuelta al cole».

 

 

 

 

 

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