Me he referido en muchas ocasiones en el blog a la figura del emprendedor de responsabilidad limitada (ERL), una de las medidas estrella de la fatídica Ley de Emprendedores. Por ello no voy a hacerlo mucho más, por lo menos en detalle. Lo cierto es que la realidad de los datos certifica de forma rotunda la inutilidad del ERL como mecanismo de limitación de responsabilidad del emprendedor (empresario o no) y por lo tanto de impulso de la actividad emprendedora (empresarial). Sobre todo si lo comparamos con las sociedades capitalistas unipersonales como mecanismo de limitación de responsabilidad patrimonial, desde luego, preexistente ya anterior a la ocurrencia del ERL. Analizando la estadística registral, en el año 2016 hasta el mes de junio (incluido), 7 valientes, 7 disruptores, 7 desinformados, han sido los que se han constituido como ERL, mientras que unas 28.000 han sido las sociedades anónimas o limitadas unipersonales constituidas en el mismo periodo de tiempo. Lo abrumador de los datos huelga ulteriores comentarios.
